sábado, abril 21, 2007

...Así pasan los días, y el aire en ellos guarda un dejo de nostalgia, ese aire entrelazado con palabras viejas, punzantes, ese aire que me duele tomar, que sólo es aire cuando puede ser devuelto al espacio… Cómo le llamo entonces, si el intento de llevarle a casa es ahora frustrado, porque el muy travieso se distrae con la angustia, que le hiere y entorpece el regreso que ya estaba perpetuado… y éste aire es el más impredecible. Yo debía ser quien le alimentase.

Qué estremecedor, qué miedo no poder guiarle yo ahora…esa sensación se me escapa y no puedo hacer por ella….toda antigua dirección decide ahora desafiarme, y me lleva, y me doy, y no quiero ya seguir en su disputa, porque de nuevo duele el respirar y me acongoja este peso en el pecho, que ya no es metáfora, que ya se vuelve aberrante, que ya me aclara y cuenta sin cuidados que el aire era para que lo respirásemos juntos, y que al no estar él debo encontrar en lo remoto otra forma de existir…y qué hay si no le encuentro?, qué hago yo si ese aire estaba hecho con esa parte de mí que ahora se va con él? Y más aún, qué hago cuando no logro seguir explicándome…y las lágrimas me ciegan…es ahí cuando ya no se sigue?...


Nudos & Lágrimas. Mal Pulso.

domingo, abril 01, 2007

Capítulo 7, Rayuela

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Julio Cortázar